08 Dec
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París, la ciudad de la luz. Podrás visitarla mil veces y siempre te quedarás con ganas de más, siempre te encontrarás rincones nuevos que adorar y cuando toque la hora de partir lo harás pensando en la próxima vez que estés paseando junto al Sena, perdiéndote en Montmartre, descubriendo el mundo por el Louvre o subiendo a la Torre Eiffel para ver el atardecer.

París es una dama capaz de convertir en grandioso hasta el más pequeño de los detalles. Y por ello disfrutar de tus viajes a esta gran ciudad no será nada complicado. Lo complicado llega cuando el tiempo es demasiado poco (que en París siempre lo será) y no sabemos qué lugares de la extensa lista que aparece en las guías turísticas deberíamos visitar y cuáles no.

En este post os presentamos nuestros sitios indispensables para aquellos que vayan a visitar París y estén aún indecisos. Esperamos que los disfrutéis si tenéis la suerte de visitarlos.

Catedral de Notre-Dame

Aunque tengas poco tiempo para recorrer las calles de París, donde cada esquina parece más bonita que la anterior y no está claro qué conviene visitar y qué se puede dejar, la Catedral de Notre-Dame siempre debe estar incluida en tus planes.

Vista de la Catedral de Notre-Dame

Jon dando de comer a las palomas a los pies de Notre-Dame

Situada en la Île de la Cité, se trata de una de las catedrales de estilo gótico más antiguas y majestuosas de todo el mundo, y es sin duda uno de los monumentos más representativos de París. Empezó a construirse en 1163 por el obispo Maurice de Sully, pero las obras no terminaron hasta más de 200 años después. Desde entonces, la catredral ha sufrido varias remodelaciones y restauraciones, incluida una en el siglo XVII que le añadiría grandes detalles de estilo barroco. Tras la Revolución Francesa, la restauración que se llevó a cabo fue el origen de la mayoría de las gárgolas que se pueden observar en sus torres.

La Catedral de Notre-Dame ofrece varias opciones para que organices tu visita como más te convenga. No te preocupes, porque si tienes poco tiempo y sólo puedes verla desde fuera, esta vista en sí ya es para quitarte el hipo.

Sin embargo, si tienes más tiempo, guarda mil secretos que puedes explorar. Desde observar su fachada principal, donde cada santo que está representado tiene mil y un detalles (que se pueden observar de maravilla tras la limpieza que comenzó en el año 2000 y que duró más de diez años) hasta la visita.

Entrada a la nave de la catedralVisitar la catedral es gratuito para todo el mundo. Eso sí, puedes tener suerte y que no haya nadie, o tener que esperar una gran cola. Por lo general, las grandes esperas se forman durante las misas. La gente que acude a rezar entra antes que los turistas, y es cuando te puede tocar esperar.

Una vez dentro, la zona central está más limitada, mientras que puedes dar toda la vuelta alrededor. Te recomendamos que pongas especial atención a su increíble órgano, que fue restaurado y sigue sonando en la actualidad, y a sus maravillosas vidrieras, que corrieron a cargo de Jacques el Chevallier, y que a nuestra forma de ver son la mayor obra de arte que se puede ver dentro de la nave de la catedral.


Vidriera de Notre-Dame
Sare encendiendo una vela dentro de la catedral

Si decides extender tu visita, el punto más imponente de Notre-Dame son sus torres. Antes se formaban grandes colas para subir (después de la Torre Eiffel, de las colas más largas de los monumentos de París), pero ahora hay un nuevo sistema que te permite reservar tu hora de visita y subir con un pequeño grupo de gente, sin esperar demasiado. Puedes hacerlo allí mismo en persona o a través de la aplicación móvil JeFile. Las reservas se hacen para el mismo día de la visita a partir de las 7:30AM.

En este punto tenemos que avisar: el ascenso a las torres de Notre-Dame no está adaptado a personas con movilidad reducida o que puedan tener algún problema. Es decir, tendrás que subir por tu cuenta aproximadamente 400 escalones. Te recomendamos que en la medida que puedas, hagas el esfuerzo para subir hasta arriba. Si crees que vas a llegar arriba sin respiración, las vistas de París te quitarán la poca que te quede.Vistas de la Torre Eiffel

Vistas de La Défense

Vistas de la Basílica del Sacré-Coeur

Además de una vista espectacular de París desde 69 metros de altura, vas a poder ver de primera mano, a apenas unos centímetros de ti, las increíbles gárgolas y quimeras que decoran las balaustradas y las torres. Desde la que observa París burlona, hasta la que come un ramillete de uvas, pasando por elefantes, aves, y un diablillo devorando lo que podría ser un animal (¿o una persona?).

Simplemente contemplando estas quimeras podrías pasar horas, aunque no está claro qué representan y muchas pueden ser escalofriantes.Estirga burlona

Quimera de Notre-Dame

Quimera devorando un animal

Diablillos observando la ciudad

Tendrás acceso también al campanario, donde podrás ver las dos campanas más grandes de la iglesia: Marie y Emmanuel. Campana de la Torre Sur

Finalmente, la bajada se realiza desde el punto más alto de la torre y sin descansos por una estrecha escalera de caracol. Puede que llegues un poco mareado al suelo, pero después de haber visitado sus galerías, no volverás a sentir lo mismo cuando mires hacia arriba y veas los rostros de las quimeras observando la ciudad.



Continuará...

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